ILUSIÓN, ACCIÓN, ESFUERZO, SACRIFICIO, BIEN PROPIO, BIEN COMÚN...

ILUSIÓN, ACCIÓN, ESFUERZO, SACRIFICIO, BIEN PROPIO, BIEN COMÚN...

jueves, 11 de febrero de 2010

HA GANADO PREMIO EN EL CONCURSO DE "LAS CANDELAS"

EL MISTERIO DEL CAMINO DE SANTIAGO
Mi nombre es Javier y os voy a contar una extraña historia que puede parecer increíble pero que ocurrió de verdad, no hace demasiado tiempo…

La profesora nos había mandado hacer un trabajo en grupo sobre el Camino de Santiago. Llevábamos varios días investigando sobre el Camino y habíamos conseguido recoger un montón de información interesante sobre los distintos lugares por los que pasa; pero de pronto sucedió algo inesperado: uno de mis compañeros de trabajo había traído un recorte de prensa en el que aparecía una extraña noticia cuyo titular decía así: “VARIOS PEREGRINOS SON TESTIGOS DE SUCESOS EXTRAORDINARIOS QUE ESTÁN OCURRIENDO EN EL CAMINO DE SANTIAGO”.

Esta noticia despertó nuestra curiosidad de inmediato. Continuamos leyendo pero no se daba demasiada información. Sólo explicaba que algunos peregrinos habían visto en algunas de las Iglesias de la provincia de Burgos, estatuas en movimiento y habían sentido tanto miedo que decidieron abandonar el Camino de Santiago. También se explicaba en esta noticia que, como consecuencia de este problema cada vez eran menos los peregrinos que se animaban a hacer el Camino porque había corrido la voz de que estaba “embrujado”.

Mis compañeros y yo no dudamos un momento. ¡Teníamos que descubrir qué estaba pasando!.

Decidimos hacernos pasar por peregrinos. Nuestra ruta comenzó en Redecilla del Camino; allí hablamos con varias personas que nos dijeron que no habían oído hablar de ningún suceso extraño. Continuamos el Camino y al llegar a la ermita de la Virgen de Oca, en Villafranca, comprobamos con horror algo que nos dejó perplejos: la estatua de San Indalecio, que fue un obispo discípulo de Santiago, levantó de pronto su báculo como si quisiera golpearnos, dimos un grito que se oyó hasta en el pueblo y salimos corriendo a toda velocidad. Pero a pesar del miedo que teníamos seguiríamos adelante.

Al día siguiente llegamos a San Juan de Ortega, con la esperanza de no darnos un susto tan grande como el del día anterior. Entramos sigilosamente en la Iglesia. Parecía que todo era normal, pero al acercarnos a la tumba del Santo, un escalofrío recorrió todo nuestro cuerpo; de repente la tapa del sepulcro empezó a abrirse poco a poco y de ella salió un sonido estremecedor. Una vez más salimos corriendo y no paramos hasta estar a unos cinco kilómetros de ese lugar.

Llegamos a Burgos a descansar y a reponer fuerzas, pues tantas emociones juntas nos habían agotado. Por la mañana, antes de continuar hacia Castrogeriz, fuimos a visitar la capilla de San Amaro. Allí decidimos encender unas velas para pedir al Santo que nos ayudara a resolver el misterio, pero cada vela que encendíamos se apagaba sin saber por qué. Uno de mis compañeros descubrió qué ocurría. ¡Era el Santo el que estaba soplando!.

A pesar de todo continuamos la caminata y llegamos por fin a Castrojeriz. Allí nos dijeron que habían oído rumores de que en el Convento de Santa Clara habían pasado cosas raras. Por la mañana fuimos allí y descubrimos con sorpresa que Santa Clara guiñaba un ojo a todo el que se la quedaba mirando. Esto más que susto, nos hizo bastante gracia.

Por más vueltas que dábamos a este extraño misterio no le encontrábamos la solución, pero después de todo no podíamos volver a casa sin haberlo resuelto, así que decidimos continuar.

Estábamos llegando a Itero de la Vega, cuando al atravesar el Puente Fitero nos sorprendieron unos gritos pidiendo auxilio. La voz venía del río. Nos asomamos y vimos que un hombre estaba intentando luchar contra la corriente y… ¡se estaba ahogando!. Sin dudarlo nos lanzamos al agua para intentar ayudarle. Entre todos conseguimos llevarlo a la orilla. Aunque había tragado algo de agua, pronto se recuperó y nos explicó que había resbalado y se había caído al río; como no sabía nadar la corriente lo había arrastrado y si no hubiera sido por nosotros habría muerto ahogado.

Después de darnos las gracias mil veces por haberle salvado la vida, nos invitó a comer en un restaurante del pueblo.

Le contamos que estábamos haciendo el Camino de Santiago para investigar el misterio de unas estatuas que se movían y … de pronto el hombre se echó a llorar. Nos quedamos sorprendidos y le preguntamos qué le pasaba. Se empezó a poner muy nervioso y al final dijo:

He sido yo.

Nosotros no entendíamos lo que quería decirnos. Entonces él confesó todo: estaba harto de que los peregrinos llamasen a cualquier hora a su puerta pidiéndole agua, comida, alojamiento, o preguntándole cosas sobre el lugar. Como era un buen inventor había ideado unos mecanismos muy complicados con los que consiguió dar movimiento a las estatuas de piedra. Su objetivo era conseguir asustar a los peregrinos para que dejaran de hacer el Camino y así le dejarían tranquilo…

Pero cuando le salvamos la vida se dio cuenta de que si no hubiese habido nadie haciendo el Camino, como él quería, habría muerto.

Reconociendo su gran error hizo llegar a todos los periódicos una nota en la que explicaba lo que había hecho y pedía perdón a los peregrinos por el mal que les había causado.

Nuestra aventura había terminado. Volvimos a nuestras casas satisfechos por haber resuelto el misterio y prometimos completar el Camino hasta Santiago en cuanto pudiésemos.

Al cabo de unos meses nos enteramos que un hombre generoso había convertido su casa en un acogedor albergue y daba comida, bebida y alojamiento a todos los peregrinos que se acercaban hasta allí; además les regalaba un curioso invento: una estatuilla ¡que guiñaba un ojo!.

Todos nos echamos a reír, y supimos sin duda, quién era aquel hombre.

JAVIER RODRÍGUEZ

4 comentarios:

  1. Un cuento muy bonito y te felicito porqué te has esforzado.
    Florina

    ResponderEliminar
  2. Nos ha gustado mucho, aunque era muy largo tambien era muy entretenido. Nos lo hemos pasado muy bien leyendolo.
    Carmen y Noelia

    ResponderEliminar
  3. Enhorabuena, nos ha gustado mucho, se nota que has trabajado mucho y te has documentado muy bien, además es muy original.
    Carmen y Ana

    ResponderEliminar
  4. Este cuento sí que se merecía el cuarto premio... ¡incluso el primero!

    ResponderEliminar